La familia es el primer agente de socialización, por tanto
tiene un papel fundamental en la educación del niño. La familia y la escuela
están muy relacionadas y en cierto modo dependen una de la otra ya que
comparten la educación de los más pequeños.
Para entender la familia en la educación tenemos que hablar
primero de la evolución de esta, ¿Por qué hablamos de estos cambios?, porque
son necesarios para entender los diferentes papeles de la familia en la
educación.
Antes el sistema de familia era patriarcal, es decir, el
padre era la máxima autoridad siguiéndole los hijos varones y estando la mujer
siempre bajo su mando. Con este tipo de familia, el cuidado de los niños y su
educación era cosa de la madre, siendo esta la que pasaba más tiempo con ellos
y les enseñaba.
Con el paso del tiempo este concepto de familia ha ido
evolucionando, la mujer se incorporó al mundo laboral, las tareas domesticas se
fueron repartiendo y la educación de los niños pasa a ser cosa de los dos
progenitores. En muchos casos esta transformación ha provocado que la escuela
obtenga un mayor papel en la educación de los niños.
Pero esta cooperación está muy bien suponiendo que la
familia sea buena para el niño, entonces si la familia no lo es, estamos ante
un dilema. Todos queremos que haya un sistema educativo muy bueno, que prepare
genial a los niños pero solo con esto no basta ya que las bases se tienen que
sentar de forma adecuada, por tanto aquí surge la opción de programas para
padres y madres.
Como explica Ángeles Martínez Torres, en su artículo El papel de la familia y la escuela en la
educación actual, no puede ir la una sin la otra porque ambas partes
trabajan la autoestima, la interacción con los demás, la cooperación y la
participación, por tanto la educación no puede tener éxito si no hay coherencia
y comunicación entre ellas.
Para que este trabajo de cooperación se lleve a cabo, los
centros escolares primero tienen que llamar la atención de los padres a través
de su proyecto educativo, después con las entrevistas, talleres con las
familias y con actividades en las que puedan participar. A su vez los padres
deben de estar interesados en dichos programas y actividades, no menospreciar
la labor de los docentes y trabajar de forma conjunta con ellos.
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